lunes, 12 de diciembre de 2011

MÁS ESPINAS


Ya sé que esta es muy parecida a la última historia, pero no he podido resistirme. Resulta que hay evidencias científicas de que a los machos el sexo les afecta al cerebro, y que ese mismo mecanismo determina si las hembras están receptivas o no.
Recientemente, Shinji Tsukahara y colaboradores, de la Universidad Saitama de Japón, compararon los cerebros de ratas macho que nunca habían experimentado el sexo con aquellos de otras que si lo habían hecho, y encontraron que ciertas estructuras neuronales (espinas del núcleo arcuato del hipotalámo) aparecían en menor cantidad en las ratas más experimentadas. Los científicos creen que la pérdida de estas estructuras tiene que ver con cambios hormonales causados tanto por la presencia de hembras como por señales desde el pene (a ver si lo de que cerebro y pene son intercambiables en los machos de los mamíferos va a ser verdad.... ). Parece ser que estas espinas ayudan a los ratones novatos a identificar una pareja adecuada, así que una vez que ya saben lo que hacen, pues no las necesitan más. 

Pero es que estas estructuras también forman parte del cerebro de las hembras. En otro estudio, Paul Micevych y sus colaboradores, de la Universidad de California, Los Ángeles, descubrieron que las espinas se activaban con las hormonas que controlan el ciclo reproductor y la receptividad de las hembras. Aquellas que recibían la dosis de hormonas (estradiol) correcta tenían un mayor número de espinas cerebrales y eran sexualmente receptivas cuando se les acercaban los machos en un 80% de las ocasiones. Si se bloqueaba la formación de estas espinas, las ratas hembras evitaban el contacto sexual, una suerte de "dolor de cabeza" estructural - por lo que concluyeron que la formación de estas estructuras es vital para la iniciación del comportamiento sexual en las hembras (de rata, al menos).
Aún no está claro si estos descubrimientos son extrapolables a humanos, pero parece que, al menos en las ratas, lo que a uno le sobra a otra le falta... Tenemos las mismas espinas, respondemos a los mismos mecanismos, somos iguales...pero hasta biológicamente nos llevamos la contraria, por fastidiar.
Igual en un futuro se pone de moda entre los hombres conquistar a las mujeres con un ramo de rosas...eso si, ¡con espinas!
Fuente: Jessica Hamzelou , New Scientist, 12 Diciembre 2011, http://www.newscientist.com