sábado, 11 de agosto de 2012


TODOS LOS ÁRBOLES BUENOS
Hace ya demasiadas lunas que tengo este blog un poco abandonado, y es que pasan tantas cosas que no tengo tiempo de asimilarlas…. Me han operado del dedo; España ha ganado la Eurocopa; Bankia se va al garete; el follonero se va de vacaciones justo cuando encuentran evidencia de la existencia del Bosón de Higgs; describen el genoma entero del melón (¡!);  Francia gana el relevo de los 4x100 libres a pesar de las 22 medallas de Phelps; y Usain Bolt llega a quitar la olla del fuego a tiempo (2 veces)… ¡como para dar abasto!
Sin embargo esta entrada quiero que sea sobre un tema un poco más mundano a simple vista, algo más familiar, pero no menos importante, y que tiene que ver con un viaje que hice en mayo a Panamá.
El objetivo del viaje era asistir a la reunión final de un proyecto en el que llevo involucrada desde su nacimiento, desde que fue sólo una idea que Luis (Cayuela) me comentó en el parking del Edificio de Ciencias de la UAH, una tarde de hace unos años (ains, parece que fue ayer….).
Se trata de la red BIOTREE-NET (www.biotreenet.com). El proyecto tiene como objetivo recopilar información sobre la diversidad de árboles en Mesoamérica (América Central y México) y promover la conservación, el intercambio de información, y la colaboración entre científicos de todo el mundo que trabajen en esta región.
Que el proyecto se centre en los árboles no es casualidad. Además de la importancia que tienen como estabilizadores del suelo, fijadores de CO2 y todas esas cosas que habréis oído, los árboles son un hábitat en si mismos – ¡pero vertical! En España, fijaros, muchas veces hay musgo o líquenes colgando de ellos, - suben por su tronco hormigas, se descuelgan arañas... hay pájaros viviendo en sus ramas y lagartijas entre sus brotes y raíces...Pues imaginad cómo es ese mundo arbóreo en los trópicos: multiplicad por mil la exuberancia que habéis podido observar en la chopera o el hayedo, añadid humedad, color a los hongos y diversidad a los insectos, y dejad las voces lejanas que hablan en español: bienvenidos a los bosques neotropicales de Mesoamérica.
 (En Costa Rica, Noviembre 2008)

La reunión tuvo lugar en Panamá, que es el "último" de la salchicha de países que incluye el proyecto, y allá que fuimos: 3 mexicanos (Mario, Neptalí y Jorge); 1 costarricense-libanés (Zak); un inglés-mexicano (Duncan) y una chica de Belize (Ivis); Cristina (Garibaldi) nuestra anfitriona panameña y 5 españoles: Fabio (brasileño, pero “granaíno” de adopción), Blas, Luis, José Mª (que consiguió el taxi más barato de viaje con un simple ¡hala Madrid!) y yo. Y como estrellas invitadas, Verónica (la salvadoreña que amenazó con enseñarnos a bailar salsa!) y Carolina, española que trabaja en el Smithsonian.
El país nos recibió con casi un cubo de vapor húmedo, rascacielos y jet-lag; pero el Smithsonian de Ciudad de Panamá resultó cómodo y acogedor. Durante la reunión se sintetizaron los resultados que hasta la fecha se han conseguido en el proyecto, que a mi parecer son sobresalientes, tanto la parte técnica como la científica. La reunión se celebró en un ambiente de calidez e ilusión, a pesar del "gélido" aire acondicionado y el "bofetón" de calor y humedad cada vez que salías de la sala para ir al baño. Imaginad, 12 investigadores de 7 países distintos, juntando sus experiencias, preferencias, críticas, inquietudes – sus cerebros en suma. Me sentía como un ratoncito, observándolo todo y empapándome de cómo intentar contestar tanto a “grandes preguntas” (¿cuántas especies hay?), como a pequeñas cuestiones técnicas que a menudo son lo que permite realmente avanzar.
Durante esos días disfrutamos del enriquecimiento que supone la sinergia entre dos maneras de abordar los problemas (con y sin prismáticos), entre personas de experiencias más dilatadas y aquellas que empiezan; y la aportación de infiltrados (Carolina) que ayudan a poner las cosas en perspectiva. 

(Cristina Garibaldi durante su exposición en el Smithsonian de Ciudad de Panamá)

Esta sinergia se hizo patente en los sitios más inverosímiles, como un restaurante peruano, entre Balboas, camarones, corvina, pulpitos y pisco-sour. El Manolo´s de la esquina también dejó su impronta, pues haría falta una tesis doctoral para averiguar si la corvina que sirvieron era al ajillo o a la plancha, si los langostinos estaban "apanados" o no, y para descifrar la desfachatez de la camarera auto-asignándose la propina.
Sólo fue una semana, pero creo que conseguimos rematar el proyecto, terminar de sembrar la semilla de futuras colaboraciones, y captar el feeling del país, uno de los pocos (creo) donde no existe la palabra crisis, con una economía emergente y población optimista (menos si les preguntas por las obras del metro). En la capital se mezclan la humedad, el calor, la lluvia torrencial, el caos circulatorio, las obras, el presidente-empresario.... Hay un mirador en un parque del casco histórico en el que, si miras a la derecha, ves el skyline de Hong-Kong, y si miras a la izquierda, parece que estás en La Habana. Curioso.... (aunque yo nunca he estado en ninguno de los dos sitios....).
También dicen que en Panamá hay un canal que conecta el Pacífico con el Atlántico mediante un ingenioso sistema de exclusas. Yo creo que son una leyenda urbana, porque nunca logramos verlas.... Solo alcancé a ver aun barco que desaparecía poco a poco, un cocodrilo que iba a visitar a su tío en el Pacífico, y unos "chunchitos" que resultaron ser que trenecitos que ayudan a colocar el barco desde tierra.
(El cocodrilo viajero del Canal)

La reunión se remató con un viaje a la Reserva del Montuoso que transcurrió entre baches y discusiones sobre gastronomía internacional. En la reserva pudimos por fin experimentar la biodiversidad de árboles de que la habíamos estado hablando durante los tres días anteriores, y también disfrutamos de otros tipos de diversidad: la sabiduría local de Mario, Eduardo, Manuel y el resto de los empleados; el sancocho de gallina y el bollo de maíz; los Quercus y los petroglifos; las avispas parasitoides de color verde metalizado; los mangos (¡esto es vida!); las orquídeas y la vainilla; las plantaciones de caoba y los pinares (¡tan fuera de lugar a mis ojos!); un sombrero chiricano, y conversaciones en bucle sobre las implicaciones sociológicas del facebook y los blogs (¡mira tú!).
Esa semana fue el final (del proyecto), pero también el principio (de colaboraciones, de amistades...). Fue una reunión de hombres y mujeres buenos que buscan respuestas a  preguntas grandes y pequeñas, desde distintas regiones y puntos de vista, pero con un mismo fin: el conocimiento y la protección de la biodiversidad de los bosques. Brindo por ellos.

(Foto: Luis Cayuela)

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Para saber más:
Proyecto BIOTREE-NET: www.biotreenet.com
Reciente artículo sobre la red: http://www.revistaecosistemas.net/, Monográfico Biodiversidad y Conservación de Bosques Neotropicales. 21(1-2) Enero-Agosto 2012

viernes, 13 de abril de 2012

WALKING WITH DINOSAURS* (CAMINANDO ENTRE DINOSAURIOS)


Uno de mis secretos "inconfesables" peor guardado es mi afición a las películas de dibujos animados, sobre todo si tienen animalitos. Ya sé que no se suelen ajustar a la realidad: las hormigas NO tienen 4 patas (Bichos), la amistad entre un oso y una pantera es improbable (El libro de la selva), no todas las hienas tienen cara de loco (El Rey León)... Además, los gatos siameses no son tan malos y dudo mucho que dos perros compartieran cariñosamente un plato de espaguetis (La dama y el vagabundo); por no hablar del desconcierto que produce un panda haciendo Kung-fú (¡¿y habéis visto a la mantis?!). Ah, y los animales no hablan, claro.

Qué le vamos a hacer, aún así no puedo resistirme a esos ojos grandotes, trazos amables y diálogos bienintencionados. Entre las pelis de dibujos, una saga que me sorprendió en su día por su originalidad fue Ice Age (a mi me gusta especialmente la 3ª), y por supuesto su verdadero protagonista, la ardilla Scrat ¿la conocéis, no? (¡tiene hasta página en Wikipedia!).

 
Pues resulta que algo muy parecido a Scrat habitó realmente en lo que hoy es Sudamérica, ¡hace más de 70 millones de años! Vale, es verdad que no es una "ardilla dientes de sable" como Scrat (de hecho, ni es una ardilla ni tiene dientes de sable). Es una nueva especie de pequeño mamífero, parecido a una musaraña (si, existen más allá de nuestra imaginación) que se ha descubierto en el norte de Argentina.

Al nuevo bicho lo han llamado  Cronopio dentiacutus, y tiene el morro finito y largos colmillos. Medía entre 20 y 23 centímetros (grande para una musaraña, eh!), y se piensa que eran insectívoros.


A parte de su parecido con Scrat, lo más espectacular de este hallazgo no es solo que se trata de una nueva especie, sino que es la primera vez que se encuentra una calavera y mandíbulas enteras de un mamífero tan antiguo, las cuales proporcionan muchísima y valiosa información sobre el animal en cuestión y su biología.
Un equipo de paleontólogos encontró los fósiles en 2002, y como estaban muy enterrados en la roca no tenían ni idea de qué podrían ser. No fue hasta 2005 cuando se enviaron las muestra a un técnico que empleó 3 años en sacarlos de la roca que los envolvía (paciencia, eh!), descubriendo finalmente a la pequeña "musaraña" con dientes de sable. El estudio de este fósil ha desvelado que se trata de una especie que pertenece a un grupo extinto cuyo linaje dio pie más tarde a los mamíferos modernos.
Estamos hablando de una criaturita que correteaba entre las patas de los dinosaurios, que nos retrotrae a los inicios de la existencia de nuestros antepasados, cuando no éramos más que pequeños bichejos. Mamíferos y dinosaurios ya convivían allá por el Triásico (hace unos 250 millones de años), pero los fósiles tan antiguos son difíciles de encontrar, se cree que debido a su pequeño tamaño.
¿Os imagináis poder espiar a Cronopio en su mundo dominado por gigantes? Sería como ir a visitar a nuestro tatara-tatara-tatara-buelo...
Más tarde, hace unos 65 millones de años, los dinosaurios se extinguieron, dejando vía libre a los descendiente de Cronopio y sus "primos", que siguieron su diversificación tranquilamente, con especies que se extinguían, o que daban pie a otras nuevas, hasta llegar a los distintos linajes de mamíferos de hoy en día.
Si viste Ice Age y Scrat te pareció simpático pero improbable, acuérdate de que la naturaleza ha tenido unos 3.5 billones de años para "inventar" miles de combinaciones de formas de vida. Muchas se esconden como fósiles, esperando a ser descubiertas y, con paciencia y cariño, clasificadas. Otras las tienes delante de ti, por todas partes, son únicas, ¡disfrútalas!

Fuentes: Rougier et al (2011) Highly specialized mammalian skulls from the Late Cretaceous of South America. Nature 479, 98–102 (03 November 2011) doi:10.1038/nature10591
Michael Marshall (2009) Timeline: the evolution of life. http://www.newscientist.com/article/dn17453-timeline-the-evolution-of-life.html?full=true
*Título de una serie muy chula de documentales de la BBC (como no).

martes, 7 de febrero de 2012

LA VIDA ES UN CARNAVAL


El otro día estuve viendo un episodio de la serie Life, de la BBC. A los que no la hayan visto se la recomiendo encarecidamente, porque las imágenes son espectaculares y muestra aspectos inusuales de la vida de animales y plantas, siempre con la gran calidad de imagen de la BBC.

El del otro día era el episodio de Insectos, y entre termitas constructoras de ciudades y mariposas monarca, apareció un escarabajo de tierra sudafricano bastante listillo. Este escarabajo (de la tribu Anthiini, familia Carabidae) come hormigas, y como estas tienen ácido fórmico lo incorpora a su propio cuerpo y por lo tanto el escarabajo acaba resultando bastante repugnante para cualquier bicho que pretenda comerlo. Además, el escarabajo tiene unas conspicuas marcas amarillas que avisan a cualquier posible depredador de su mal sabor, y así se ahorra que le peguen “un tiento”. Para rizar el rizo, estos escarabajos pueden "escupir" las secreciones defensivas con bastante puntería y a una distancia considerable. No en vano su nombre en Afrikaans es oogpisters (algo así como "mea-ojos").



Hasta aquí todo está muy visto, diréis, hay unos cuanto bichos que tienen colores llamativos, y lo de que tomen prestado el veneno de sus presas no es tan raro, ni lo de la puntería…. Pues es que el protagonista de la historia no es el escarabajo, sino un curioso vecino de hábitat: el juvenil de la lagartija Heliobolus lugubris. Este pequeñajo tiene una estrategia digna de Marlon Brando! Posee unas marcas amarillas parecidas a las del escarabajo, pero como es consciente de que eso no es suficiente, cuando se mueve - mira a los lados, encorva la espalda en forma de chepa… y adopta la FORMA del escarabajo… e incluso imita su forma de andar!! No es sólo el "disfraz" de escarabajo - ¡es que se mete en el personaje!



Me pareció sorprendente, inteligente y tierno a la vez, pues realmente la pobre lagartija no se parece tanto al escarabajo (al menos desde el punto de vista de un humano), pero lo intenta con tanto ahínco, que yo si fuera un depredador lo dejaría ir sólo por el esfuerzo que pone en su imitación...

Y es que en la vida, muchas veces no gana sólo el mejor, ni el que más se lo merece, sino también el que más lo intenta...


PD: Este es el enlace de la BBC (http://www.bbc.co.uk/nature/life/Ground_beetle#p0053k64) para que podáis verlos en acción (también está en Youtube)

lunes, 2 de enero de 2012

LYNN MARGULIS


Uno de los primeros recuerdos que tengo de la carrera es de mi primera clase de Biología Celular. Era en una sala con estructura de anfiteatro romano, con grandes ventanales, asientos de madera maciza dispuestos en filas muy juntas, una gran pizarra que ocupaba la pared, y un profesor de pelo y bata blancas que esperaba a que nos sentáramos con una sonrisa. Olía a madera antigua, a suelo gastado y a sabiduría. Al menos a mí me parecía estar entrando en un gran templo donde me aguardaban las respuestas a múltiples misterios.
Y no me decepcionó. En esa primera clase, o en una de las primeras, escuché por primera vez los conceptos de Endosimbiosis y Simbiogénesis, teorías que explicaban la formación de las células eucariotas, las que tenemos todos los animales y otros muchos seres vivos: con su núcleo, citoplasma, y membrana que lo encapsula todo. Según esta idea, el material genético "extra" que encontramos dentro de nuestras células, que no corresponde al núcleo, es en realidad de origen bacteriano. Por ejemplo, en el caso de los animales viene a decir que el origen de nuestras "fábricas" de energía celulares que son las mitocondrias es una bacteria que se "fusionó" con las células originales. Esto no pasó con las células de los primeros humanos, sino con organismos que vivieron hace millones de años a partir de los cuales hemos surgido el resto de animales. Para las plantas sucedería algo parecido con los cloroplastos, que son las estructuras que facilitan la fotosíntesis, con su propio ADN, independiente del ADN del núcleo de la célula de la planta. De hecho, hay múltiples ejemplos claros en insectos, algas y otros pequeños organismos, pero la verdadera revolución ocurrió cuando estos conceptos se extrapolaron a las células de todos los seres vivos, a su funcionalidad y evolución.
A parte del asombro de que nuestras células fueran una suerte de vehículos para bacterias, recuerdo mi impresión al saber que estas ideas las había recopilado y difundido una mujer: Lynn Margulis. En una época en la que los referentes científicos que la mayoría teníamos eran siempre hombres, fue una alegría darme cuenta de que las mujeres también podían estar en la élite científica, más allá de Marie Curie.
Lynn Margulis falleció el pasado 22 de noviembre. Tenía 73 años, demasiado pronto para alguien tan lúcido y tan activo. Alguien que había sido tan transgresor y multidisciplinar. Se lleva mucho ahora ese término, pero en su caso no responde más que a la curiosidad genunina y la capacidad de formarse y dominar varias ramas de la biología.

Lynn Margulis nació en Chicago en 1938, y a los 14 años ya ingresó en la Universidad de Chicago, donde estudió Biología. Tras un Master en la Universidad de Wisconsin realizó el Doctorado en la Universidad de California, Berkeley. Su trabajo se centraba en aspectos de genética pues era el conocimiento que se necesitaba para desentrañar los procesos evolutivos. Sin embargo, pronto se interesó por el origen y evolución de las células, dándose cuenta de que la clave estaba en los microorganismos. Hasta entonces, los biólogos que estudiaban bacterias derivaban todos de la medicina o la tecnología de los alimentos, pero ella fue de las primeras en poner a los microorganismos en el mapa desde otro punto de vista, la evolución, la reproducción sexual y la biosfera en general.
Su curiosidad la llevó a cuestionar el valor de las mutaciones dentro del proceso evolutivo, postulando que el origen de animales, plantas, hongos etc. se debe a procesos de cooperación y asociación entre bacterias (la simbiogénesis), argumentando que esta asociación el motor principal de la evolución. A lo largo de su productiva vida científica abordó temas como el origen de la vida, la clasificación de los seres vivos, la hipótesis de Gaia junto James Lovelock (la idea de que la tierra entera es un "superorganismo"), y el sentido de la reproducción sexual de los organismos.
Sirvan estas líneas como homenaje no sólo a Lynn Margulis, sino a todas las mujeres investigadoras de la historia y en especial a aquellas que curiosean, que no se desaniman, que se implican y se aventuran a bucear en las fronteras del conocimiento.


Fuentes: elpais.com ; Antonio Lazcano Araujo Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM);
entrevista por por Francesc Mezquita y Antonio Camacho, Departamento de Microbiología y Ecología e Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva, Universitat de València; Wikipedia

lunes, 12 de diciembre de 2011

MÁS ESPINAS


Ya sé que esta es muy parecida a la última historia, pero no he podido resistirme. Resulta que hay evidencias científicas de que a los machos el sexo les afecta al cerebro, y que ese mismo mecanismo determina si las hembras están receptivas o no.
Recientemente, Shinji Tsukahara y colaboradores, de la Universidad Saitama de Japón, compararon los cerebros de ratas macho que nunca habían experimentado el sexo con aquellos de otras que si lo habían hecho, y encontraron que ciertas estructuras neuronales (espinas del núcleo arcuato del hipotalámo) aparecían en menor cantidad en las ratas más experimentadas. Los científicos creen que la pérdida de estas estructuras tiene que ver con cambios hormonales causados tanto por la presencia de hembras como por señales desde el pene (a ver si lo de que cerebro y pene son intercambiables en los machos de los mamíferos va a ser verdad.... ). Parece ser que estas espinas ayudan a los ratones novatos a identificar una pareja adecuada, así que una vez que ya saben lo que hacen, pues no las necesitan más. 

Pero es que estas estructuras también forman parte del cerebro de las hembras. En otro estudio, Paul Micevych y sus colaboradores, de la Universidad de California, Los Ángeles, descubrieron que las espinas se activaban con las hormonas que controlan el ciclo reproductor y la receptividad de las hembras. Aquellas que recibían la dosis de hormonas (estradiol) correcta tenían un mayor número de espinas cerebrales y eran sexualmente receptivas cuando se les acercaban los machos en un 80% de las ocasiones. Si se bloqueaba la formación de estas espinas, las ratas hembras evitaban el contacto sexual, una suerte de "dolor de cabeza" estructural - por lo que concluyeron que la formación de estas estructuras es vital para la iniciación del comportamiento sexual en las hembras (de rata, al menos).
Aún no está claro si estos descubrimientos son extrapolables a humanos, pero parece que, al menos en las ratas, lo que a uno le sobra a otra le falta... Tenemos las mismas espinas, respondemos a los mismos mecanismos, somos iguales...pero hasta biológicamente nos llevamos la contraria, por fastidiar.
Igual en un futuro se pone de moda entre los hombres conquistar a las mujeres con un ramo de rosas...eso si, ¡con espinas!
Fuente: Jessica Hamzelou , New Scientist, 12 Diciembre 2011, http://www.newscientist.com

viernes, 18 de noviembre de 2011

HABLEMOS DE "ESO"


A veces se nos olvida que somos animales. Notad que he omitido el "mas que" típico de frases como esta (no somos mas que animales), porque no creo que ningún animal sea superior o inferior. Si bien unos animales somos más iguales que otros (como diría George Orwell), y no podemos obviar que tenemos más en común con otros mamíferos que con las amebas (¡cómo me gustan las amebas, sirven de ejemplo pa tó!).

Es curioso, pero resulta que aunque tengamos claro qué rasgos físicos nos hacen humanos (Homo sapiens), e incluso qué tipo de reacciones químicas y eléctricas definen a nuestra especie (en general, eh, que los hay muy "setas"..), se sabe relativamente poco de la base genética de estos rasgos. Es decir, qué instrucciones - codificadas por nuestro ADN- que se seleccionaron en respuesta a las condiciones ambientales que experimentaron nuestros antepasados, son realmente las que nos definen como especie.

En busca de una respuesta, Cory McLean y colaboradores (Universidad de Standford y Pennsylvania State University) publicaron hace unos meses un artículo muy interesante en el que comparaban el genoma humano con el de  chimpancés y macacos. No soy experta en genética, así que el método me ha llamado la atención: buscaban secciones de ADN común entre macacos y chimpancés que se hubieran borrado en humanos. Encontraron unas 500 regiones del genoma que se habían conservado entre el genoma de chimpancés y otros primates, pero que sorprendentemente no se encontraron en el genoma humano. Obviamente, todos esos trocitos de ADN codificaban algo, algunas conexiones nerviosas, receptores de hormonas….. y algo que me resultó llamativo: por culpa de la falta de un receptor de testosterona hemos perdido las espinas del pene (bueno, yo no, los machos de nuestra especie).

Resulta que los machos de muchas especies de mamíferos tienen unas pequeñas espinas de keratina en la cabeza del pene (como pequeñas uñitas). Se cree que estas espinas pueden tener varias funciones: amplificar el estímulo del macho o la hembra para copular (como si los machos lo necesitaran…); contribución a que queden "enganchados"; desplazar el esperma competidor que ya se encontrara dentro de la vagina de la hembra (qué pendones…); o "inducir respuestas en las hembras que reduzcan la receptividad sexual y por lo tanto la probabilidad de aparearse con varios machos" (glups, no quiero ni pensar qué tipo de respuestas son esas..).

Parece que la pérdida de las espinas en los penes de nuestros machos por un lado contribuye a la liberación (literal) de la mujer (ahora se queda con el esperma que mejor nade, sin interferencias); y además puede que haya ayudado a alargar el tiempo del coito en nuestra especie (bendita "goma de borrar" genética) comparado, por ejemplo, con el de los chimpancés. También sugieren que esto puede estar ligado a costumbres monógamas y el cuidado parental por los dos sexos en la especie (si ya… ¿mono-qué?).

Así que ya sabéis, lo que nos hace humanos puede no ser obvio, y creo que las hembras de la especie hemos salido ganando en este "pequeño" detalle. Ya no nos "enganchan"; nos fecunda el mejor postor; y se creen que seremos monógamas.... Igual al final resulta que el creacionismo es verdad y que Dios era mujer... ;-)

Fuente: McLean et al. (2011) Human-specific loss of regulatory DNA and the evolution of human-specific traits. Nature 471 (7337) 216-219

martes, 8 de noviembre de 2011

STATISTICS HELL


Buf, esta última semana he tenido problemas con la conexión a Internet y por momentos ha sido un infierno… Sin embargo hoy no quiero aburriros con las vicisitudes de mi línea-caracol. Tanta pelea con la tecnología me ha hecho reflexionar sobre como a veces las cosas que se supone te tienen que solucionar la vida resulta que te la complican mucho más (e.j. el abre-fácil, los tapones de rosca de la leche...); y te pueden causar más incertidumbre, estrés, e incluso miedo, de lo que pretendían curar desde un principio.

Un buen ejemplo de esto es la estadística. Quizás algunos no me comprendáis, pero a mi la estadística siempre me había dado pánico. Se supone que es una herramienta indispensable para cualquier científico, una herramienta útil que nos ayuda a creernos los resultados que obtenemos, a tener más seguridad en ellos y a convencer a nuestros colegas de que lo que reportamos no es sólo fruto del azar…. Ya… pero cuando veía un p < 0.001, o un F27,103 , o las palabras "homocedasticidad" o "ordenación" me entraban los sudores. Por suerte he pasado esa etapa y, con la inestimable ayuda de mi amigo Luis Cayuela, he aprendido mucho, avanzado mucho e incluso puedo decir que le he cogido cariño a la letra "p", las ecuaciones, y a palabras como "randomización" o "Akaike"....

Pero antes de Luis, los comienzos fueron duros. Tras muchos años de pánico, de aprobar exámenes de estadística si saber muy bien cómo, de leer artículos saltándome por completo la parte de los análisis estadísticos (y con ellos los resultados, la verdad…), llegó el día en que ya no tuve más remedio que afrontar la realidad. Estaba de estancia en Groningen (Holanda) y me tocaba analizar e interpretar unos datos que ni siquiera había cogido yo, y así, a pelo, me lanzaron una hoja de Excel aterradora al regazo virtual de mi ordenador… ¡y pretendían que yo sacara algo en claro! Y entonces ocurrió algo, una especie de epifanía en mi limitado mundo matemático… Como no sabía manejar el programa y me vieron bastante pez, me prestaron un libro "Discovering Statistics Using SPSS", de Andy Field.

¡Por primera vez en mi vida me enteraba de lo que ponía en un libro de estadística! No sólo me explicaba cómo utilizar el programa, sino también contaba, de manera muy sencilla y con mucho sentido del humor (¡sentido del humor en un libro de estadística!) el por qué de cada paso que se daba, cómo interpretar los resultados y "advertía" cuando algunas de las matemáticas subyacentes eran difíciles y engorrosas…. ¡y te decía cuándo te las podías saltar! Este hombre se convirtió en mi héroe…. Y aunque es verdad que cuando realmente he aprendido a dominar (algo) la estadística ha sido al enfrentarme a problemas concretos que tenía que resolver, utilizar ese libro fue el primer granito de arena para desembarazarme de mis miedos y entrar en un nuevo mundo en el que no sólo empezaba a entender, sino a apreciar lo extraordinariamente útil y esclarecedora que podía ser (ojo, sin ser la verdad absoluta, que para eso somos científicos).

Y da la casualidad de que hace poco, buscando precisamente una solución estadística a un problema, me topé con su página web: STATISTICS HELL
(http://www.discoveringstatistics.com). El tipo ha resultado ser de lo más curioso, un catedrático de Psicopatología Infantil atípico, desde luego....

Aquí van un par de extractos de su web traducidos, para que veáis cómo se las gasta:

"Odias la estadística. Aborreces las matemáticas, te meas encima a la mínima mención de la esfericidad. A la gente normal le encantan estas cosas, pero tú, barril de flemas numero-fóbico, estás aterrado. Temiendo por tu vida sin sentido te lanzas patéticamente a internet buscando ayuda. Un extraño relámpago de electricidad llega a tu casa enviando una descarga a través de tu computadora. Saltan chispas como tentáculos de la pantalla, fusionándose con tu cara y absorbiendo tu cabeza y cuerpo hacia una espiral de números que es el Infierno Estadístico. Tu crimen es cagarte en los pantalones cuando se menciona un test de la t, tu castigo una eternidad en el infierno de la estadística. Yo soy el carcelero, el malvado amo de este mundo de números. Aunque los primeros que dan sus temblorosos pasos por este mundo de ecuaciones pudieran confundirme con un humano lleno de empatía y compasión, bajo la piel soy números sin alma."
[..]
"He escrito algunos libros. Puede que ya hayas comprado alguno de ellos, o quizás tengas mejores cosas en las que gastar el dinero, puede que te hayan gustado, o que hayas tirado el dinero a la basura, o puede que seas un Dragón de Komodo bailando ballet. ¿Quién sabe?…."

Por increíble que parezca, esta manera de escribir la mantiene en sus libros: el humor, la excentricidad y las anécdotas ayudan a Andy Field a trasmitir ideas y conceptos estadísticos, yo creo que con bastante eficacia; sobre todo para atemorizados principiantes. Si os interesa (si lo necesitáis, aunque no os guste reconocerlo), os animo a entrar en su página (la parte de "Evil Familiar" en Life es buenísima, especialmente para los amantes de los gatos), a leer sus libros, y a dejar que os ayude a sumergiros en un nuevo mundo y tenerle un poquito menos de miedo a la estadística.